El dicho que dice que la esencia buena viene en frascos pequeños es cierto, solo las pequeñas dosis mantienen la concentración idónea, y esto mismo es aplicable al sexo breve, el sexo bomba, que dura lo mismo que una explosión y deja sus secuelas en cada poro de la piel de la pareja.

Esta manera de tener relaciones sexuales es tan fuerte, que pocos se resisten a disfrutar unos breves minutos de relación íntima porque se llega a ella cuando los dos están a punto.., ese punto al que solo le hace falta subir un poco la llama para que se deshaga en olores, sabores, y sobre todo, deleite final.

El sexo ligh trata de esto mismo, de una penetración breve, rápida, donde no hay preliminares porque ya no es el momento, los minutos que restan son solo disfrutar el goce salvaje del orgasmo. El lugar poco importa, lo que importa es la relación muy íntima que ambos disfrutan con la complicidad del sexo.

Sexo light fuego de vida
Sexo light fuego de vida

Tantas situaciones nos llevan al sexo ligh que a veces lo buscamos, a toda costa, allí donde vayamos. ¿Quién no ha conocido a una chica en un trayecto del tren, o en un avión, cuando ambos comparten asiento? Comienzas poco a poco, algo discreto, y mientras le preguntas o respondes, la mente va más rápido pensando, “¡si le quito la ropa ahora mismo eyaculo un litro!” Pero la situación no es para andar desnudándose en esos lugares y cada vez te calientas más, hasta que ya casi tienes que poner el abrigo sobre tus rodillas o la manta de tu butaca para tapar tu erección. O dejas que te mire, según la veas más o menos atrevida.

Eso de ir al baño para tener sexo, no es así como así. Si bien una película muy famosa despertó la idea en muchos, hay otras situaciones que frenan ese impulso: somos personas civilizadas, no bestias que corren por la selva, y en el tren o el avión viajan otras personas. Hay que esperar a bajar. Una vez que termina el viaje, ya casi estás a punto, y el lugar que busques depende de tu imaginación. Ella, también demuestra que te tiene ganas, ya un simple roce se convierte en una chispa a punto de estallar, el sexo lo buscas a toda costa, lo provocas, ambos lo necesitan y llega ese orgasmo que dice “¡aquí estoy al fin!”, porque no serás una bestia pero tampoco tonto.

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