Es el divorcio la ruptura de una relación amorosa. Se separan por falta de comprensión, de amor o de respeto. La rutina es una de las razones más frecuente de divorcios.

Es un tanto difícil separarse de una persona con la que has compartido muchos años de tu vida. La persona con la que has tenido todo tipo de roces, de afecto y de superación de problemas. Cambia el estado de ánimo y las costumbres de ambos aunque el divorcio sea para el bien de los dos.

Muchas parejas divorciadas aseguran que luego del nacimiento de los hijos, con todos los trajines y atenciones que tienen, el amor se opaca un poco. En el afán de ser mejores padres se olvidan del cariño que necesitan el uno del otro. Olvidan que el estar juntos es lo mejor para sus hijos.

Cuando ocurre el divorcio o se encuentra en proceso, la culpa es una pelota que va de un lado al otro de la pareja. Comienzan a ver quién carga con ella. Solo después de separados se dan cuenta que culpable son los dos. Otros no se separan, a pesar de no sentirse a gusto, por ver en el matrimonio una seguridad económica.

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