El interés de Luis XIV por construir el palacio único y magnífico de Versalles,le costó a su reinado un precio elevadísimo.

Se sabe que tras 20 años de comenzados los trabajos de transformación del que fuera primeramente un pabellón de caza, ya el rey francés había invertido en su costo, (para la época), la enorme suma de 60 millones, lo que provocó la indignada protesta del Ministro de Hacienda. Éste alegaba que su otro palacio, el Louvre, era más digno de un rey, y la enorme fortuna gastada en Versalles no se justificaba.

Como el hecho suscitó tal alboroto, “se dice” que el propio monarca ordenó la fundición de los cubiertos de plata de su residencia para acuñar monedas y con ellas pagar los materiales destinados al palacio. Bueno, eso no está probado, yo tengo mis dudas.

De lo que sí estamos seguros es que Luis XIV no cedió ante ninguna presión, y continuó con su idea original de convertir a Versalles en el símbolo de su monarquía.

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