Sabor del semen

La práctica del sexo oral, es la preferida por muchos hombres (y mujeres) pero existen diversos motivos por los cuales no se disfruta de ello. Una de las causas, por ejemplo, es el sabor del semen, y muchas mujeres rehúsan la eyaculación en la boca por esta causa.

Los motivos por los cuales el sabor de este fluido puede «no ser atractivo» depende de distintos factores, como la higiene, la salud o la alimentación.

Es necesario, ante todo, mantener una higiene óptima, ya que los fluidos, y las bacterias que que creamos, pueden hacer que olamos realmente mal, y por ende, acercarse a nuestros genitales resulte una experiencia poco excitante. También es vital que estemos sanos y hagamos deporte. Gracias al sudor que producimos al realizar ejercicio físico, eliminamos multitud de toxinas de nuestro cuerpo. Estas toxinas también son responsables de que el semen no tenga un sabor agradable. Y por supuesto es importantísimo beber mucha agua (más de dos litros diarios), para que nuestro organismo esté sano y saludable.

Una vez controlados estos factores, es hora de que pasemos a revisar nuestra alimentación, ya que existen alimentos que mejoran el gusto de nuestro fluido, y otros que lo empeoran.

Alimentos que mejoran el sabor

Si queremos que nuestro semen sepa mejor, debemos tener en cuenta la ingesta de estos alimentos 24 horas antes de que vayamos a mantener relaciones sexuales.

Frutas como: piña, ciruela, mango, fresas, lima, limón, manzana, kiwi, sandía o melón, harán que estemos más sanos y que el semen sepa más dulce.

Las especias también son un buen aliado, trata de consumir: canela y cardamomo, para aderezar tus platos.

Por último, toma infusiones de hierba buena o té verde, para mejorar más todavía, el sabor.

Alimentos que empeoran el gusto

Por desgracia, también existen alimentos que hacen que el semen sepa peor, y hay que tenerlos en cuenta para tratar de no consumirlos.

Intenta no tomar: cebolla, ajo, perejil, espárragos, brócoli o coliflor. Tampoco consumas carne roja ni pollo, hará que el semen sepa más amargo.

Evita el consumo de alimentos fritos y saturados en grasas como el fastfood o la bollería industrial, y por supuesto no fumes, ni tomes alcohol, empeora muchísimo el sabor, haciéndolo más ácido.

Casadas Infieles

¿Te has preguntado alguna vez por qué una mujer casada es infiel? La respuesta, evidentemente, no es única, sino que hay múltiples motivos que pueden llevar a una chica hacia la infidelidad. En España, uno de los países con mayor número de deslices por metro cuadrado, se han hecho un gran número de estudios para descubrir el porqué.

¿Quieres saber las principales razones por las que las mujeres casadas son infieles?

#1 Insatisfacción sexual

Aunque más que insatisfacción, deberíamos describirlo como falta de ganas. Muchas mujeres casadas buscan en los brazos de otro hombre el interés que sus propios maridos no tienen en ellas. Así, más que insatisfacción, lo que castigan es el desinterés.

#2 Experiencias nuevas

También hay un buen porcentaje de esto, claro que sí. Muchas mujeres, al igual que los hombres, buscan nuevas formas de placer para escapar de la rutina. ¡Hasta el punto de llegar a verlo como una asignatura pendiente!

#3 En busca del deseo

Muy relacionado con el primer punto, la falta de deseo —ya no solo de interés— hace que muchas chicas prefieran un amante a su marido; algo que no es extraño que se relacione con esas mariposillas de inicio de relación que pueden complicar y cronificar más de una infidelidad.

#4 Sexo por venganza

Mucho más común de lo que parece: el “si tú lo has hecho, yo también” aplicado al territorio de la cama es algo muy habitual. No siempre tiene que ser para castigar un desliz de sus maridos, sino también una traición de cualquier tipo: maridos volcados en el trabajo, en sus hobbies o ajenos a la vida de pareja son los objetivos más habituales.

#5 Cuando surge, surge

Las vacaciones, los viajes de trabajo o las salidas de fin de semana sin la pareja son los momentos perfectos de esa infidelidad que ocurre porque puede ser. Sin embargo, hay que tener presente que todas estas ocurren por algo más. No es que jamás una chica haya tenido un desliz porque se ha presentado la oportunidad, pero todas ellas suelen tener un componente mucho más profundo que, a menudo, no advertimos.

Como ves, estas son las cinco situaciones más habituales por las que las mujeres casadas pero infieles disfrutan de relaciones alternativas a las habituales. ¡Una experiencia de alto riesgo y mucho adrenalina!

Bisexualidad adolescente

¿Sabías que los últimos estudios sobre sexualidad han confirmado que esta se determina durante la adolescencia? Así, es muy habitual que entre los doce y los diecisiete o dieciocho años los más jóvenes empiecen a descubrir su verdadera atracción por uno u el otro sexo y, muy a menudo, por ambos.

Este mismo periodo, que puede alargarse hasta la universidad, también es el momento donde todas aquellas personas que mantienen una primera sexualidad empiezan a probar con personas de su mismo sexo. En EE. UU., por ejemplo, 10 de cada 100 adolescentes han mantenido relaciones homosexuales y/o bisexuales, lo que indica que las cifras son notablemente altas.

La realidad es que, hoy día, una mayor aceptación entre la sociedad y más presencia de la homosexualidad y las sexualidades en los medios hacen que los más jóvenes no sientan el mismo rechazo que hace veinte, treinta o cincuenta años atrás, lo que permite una mayor experimentación en esos momentos más cruciales de nuestras vidas.

Varios sexólogos españoles han llegado a afirmar que en ambientes liberales en materia sexual, como el que hemos conseguido crear en España, la bisexualidad siga siendo más aceptada que la homosexualidad en un primer momento con esa idea positiva de flexibilidad.

De cualquier modo, hablamos de una época de nuestras vidas en la que experimentar tampoco supone tener que salir del armario y que, consciente o inconscientemente, sabemos que no determina nuestras relaciones a medio y largo plazo. Al contrario, ser heterosexual, homosexual o bisexual no puede entenderse como un punto de no retorno (y mucho menos durante los primeros años de vida), sino como un periodo de tiempo en el que desde la infancia hasta finales de la adolescencia e incluso inicios de la edad adulta se compone la verdadera sexualidad.

Por todo ello, no deberíamos sorprendernos que con una mayor aceptación, las relaciones bisexuales y homosexuales durante la adolescencia siguiesen aumentando. ¿O no recuerdas aquello que nos explicaban en el colegio de que, según Freud, todos nacemos bisexuales? Nos tomemos en serio o no esto (la verdad es que tampoco hay pruebas contundentes sobre el tema), lo que sí es cierto es que ser bisexual no solo consiste en sentirse atraídos tanto por chicos y chicas, sino también en poder sentir amor por los dos sexos o sentir una pertenencia de grupo, factores que están muy relacionados con la cultura, la educación sexual y la libertad de la que cada uno de nosotros dispone.

¿Y tú qué opinas? ¿Crees que es mejor tener relaciones bisexuales directamente o esperar a tener una opinión más clara sobre el tema cuando las hormonas no están disparadas?

Parafilia Amomaxia

Entre las distintas parafilias que hemos presentado, hay una que es bastante común y no está excesivamente mal vista. Se trata de la amomaxia, una parafilia que requiere de unas circunstancias concretas para llevarse a cabo pero que, por su relativa sencillez, no suele ser problemática de cumplir.

La amomaxia es la necesidad de practicar sexo en coches aparcados con el fin de conseguir la excitación suficiente para penetrar o disfrutar con nuestras parejas; del mismo modo que la agorafilia, requiere de unas circunstancias específicas, pero que no son tan difíciles de emular como en el caso de la agrexofilia, por ejemplo, donde se requiere sentir que una tercera persona (o más) nos están observando mientras practicamos sexo.

Aquellos que viven la amomaxia en sus vidas deberán tomar las debidas precauciones para no ser vistos y, en la mayoría de países, multados por exhibicionismo o conducta indecente, pero en la mayoría de los casos encontrarán su pequeño nidito de amor en cualquier aparcamiento o zona apartada.

Cabe destacar que, como el resto de parafilias, la diferencia entre la apetencia y la necesidad es lo que define este comportamiento, puesto que cualquiera de nosotros puede convencer a su pareja para practicar sexo en un automóvil, la mayoría no necesitaremos el coche para excitarnos y poder hacerlo; además, restringir la práctica al coche tiene otra serie de contratiempos lógicos que pueden afectar a nuestras relaciones como es fácil de imaginar.

Al final, la búsqueda de estas circunstancias especiales y las limitaciones que supone tener sexo únicamente en un coche hacen que la mayoría de los que padecen esta parafilia busquen ayuda profesional, puesto que no es algo cómodo y restringe las posibilidades sexuales a un espectro mucho menor del habitual.

Asimismo, a diferencia de fetichismos u otras necesidades y filias sexuales —por ejemplo aquellas ligadas al bondage o a un estilo de vida BDSM—, resulta muy difícil integrar en sociedad la amomaxia, haciendo que, a grandes rasgos, aquellos que la han vivido afirmen que es muy complejo mantener una vida sexual dentro de los cánones de normalidad.

Sea como sea, cada persona es un mundo y cada forma de vivir la sexualidad es tan lícita como el resto mientras sea consensuado y sano para todos, por lo que poco más podemos que preguntar cuál es vuestra opinión: ¿es la amomaxia un grave problema u otra forma de ver la vida?