rutina

Antes te encantaba, ahora la relación sexual te da igual, ¿qué sucede con tu libido? Situaciones como estas se dan día a día, por lo que tenemos que reconocer que es muy común el fenómeno de la asexualidad en ambos sexos.

Buscar las causas de este problema no es perder el tiempo, todo lo contrario: es asegurar que la vida vuelva a dar sonrisas, optimismo y placer.

Incapacidad para salir de la rutina. Esta “amiga de las parejas”, la rutina, siempre llega sin que la manden a buscar. Difícilmente podemos salir airosos de su presencia si no tomamos medidas a tiempo. Averiguar qué está sucediendo en la cama, si es cansancio, costumbre, falta de motivaciones emocionales, necesidad de escapadas con más frecuencia, son solo algunas de las causas que motivan al desamor y a la falta de deseo.

Un consejo: decidir entre ambos la manera de recuperar la emoción sexual.

Sexo sin iniciativas: Es lógico que de todo nos aburramos, hasta de ese sexo loco que nos pone a gozar con solo imaginarlo. El problema está en que hay que evitar estancarnos en lo mismo, buscar posturas, juegos, ambientes distintos, en fin, que siempre se puede recuperar la sexualidad si buscamos nuevas iniciativas.

Un consejo: Asegúrate de que tu pareja también desee realizar el sexo como has pensado, sobre todo, si eliges llevar a la cama sexo de alto voltaje con juguetes eróticos, de los que hay cientos en el mercado.

Falta de comunicación: Parejas que al principio tenían una química especial, la dejan a un lado cuando avanzan los días y poco a poco se nota hasta silencio en sus momentos más íntimos. Mantener la conversación sobre temas que interesen a ambos es indispensable para que al llegar al sexo, conversen, experimenten dulzura, deseo y placer con las palabras.

Un consejo: El momento de la relación es mágico si se combinan todos los sentidos, hay que sentir al tacto, hay que oler, probar, escuchar, es la mejor manera de que cada coito sea único e irrepetible.

Es el divorcio la ruptura de una relación amorosa. Se separan por falta de comprensión, de amor o de respeto. La rutina es una de las razones más frecuente de divorcios.

Es un tanto difícil separarse de una persona con la que has compartido muchos años de tu vida. La persona con la que has tenido todo tipo de roces, de afecto y de superación de problemas. Cambia el estado de ánimo y las costumbres de ambos aunque el divorcio sea para el bien de los dos.

Muchas parejas divorciadas aseguran que luego del nacimiento de los hijos, con todos los trajines y atenciones que tienen, el amor se opaca un poco. En el afán de ser mejores padres se olvidan del cariño que necesitan el uno del otro. Olvidan que el estar juntos es lo mejor para sus hijos.

Cuando ocurre el divorcio o se encuentra en proceso, la culpa es una pelota que va de un lado al otro de la pareja. Comienzan a ver quién carga con ella. Solo después de separados se dan cuenta que culpable son los dos. Otros no se separan, a pesar de no sentirse a gusto, por ver en el matrimonio una seguridad económica.