respeto

Existen algunas reglas en las playas para nudistas, no porque están escritas, sino porque los propios bañistas las han acuñado al paso del tiempo.

Playas nudistas fuegodevida
Playas nudistas fuegodevida

Estas reglas, tienen una fuerte base en el NO:

– En estas playas NO encontrarás mirones, ni nadie que fije en nadie más, por eso, si vas por primera vez, olvida que se fijan en ti porque no es cierto. Aquellos que van a mirar y a fijarse en los cuerpos desnudos son invitados a salir de ese espacio, es una norma entre todos los nudistas.

– Los que acuden a ellas NO se amontonan entre sí, respetan el espacio límite entre todos, tanto en el mar como en la arena.

– NO hay erotismo entre los bañistas, el lucir cuerpazo NO es que lleva a los bañistas a estas playas, todo lo contrario. Se olvidan de su cuerpo y disfrutan su desnudez tal cual son.

– Las playas para nudistas son lugares muy limpios, por lo tanto, NO hay suciedad por ningún lado. El objetivo de estos espacios es el ambiente natural, la naturaleza en estado puro, por eso, los que acuden a ella son muy cuidadosos a la hora de marcharse, recogen todo lo que puede degradar la arena y el agua y la abandonan con esos cuidados ambientales.

– En estas playas No se va a ligar una pareja ni a buscar una posible relación. Aunque es imposible descartar que ocurra, NO es en ningún momento el objetivo.

– La limpieza de la naturaleza, del ambiente y de los sentimientos que hay en las playas nudistas, se une al respeto sonoro. NO encontrarás música alta, ni ruido de risas estridentes ni de juerga estrepitosa, es todo relax y buen ambiente natural.

– Las playas de nudistas NO buscan la difusión del cuerpo, las fotos son privadas, si alguno desea hacer buna foto a alguien en plena desnudez debe pedir permiso.

Entre los grandes errores que nos hacen fracasar en la relación de pareja, está la falta de respeto y de comunicación entre los dos cuando debiera ser todo sin problemas.

Lamentablemente, no hemos aprendido todavía que  no podemos hacer daño cuando discutimos, y sacar “los trapos sucios” es la mejor manera de hacer ver a la otra persona lo ofendido que estamos. Y ahí comienza a abrirse una grieta enorme, tan enorme… que se van hundiendo las mejores intenciones.

Tan fácil resulta humillar y llegar a esa falta de respeto para salir ilesos nosotros, que no nos percatamos de algo importante: hay que saber callar y hay que saber ceder si se quiere mantener la armonía en la relación.

Si el respeto se olvida, lo mejor es ir pensando en recoger lo que queda de nosotros mismos y salir de ahí lo más pronto posible. Una vez empezada la discordia, ya no hay vuelta atrás a la felicidad plena.