¿Cómo follan los hipsters?

Las gafas de pasta, las barbas y las camisas de franela que pululan por toda ciudad que quiera considerarse a sí misma como cool han cambiado para siempre la idea de modernidad que todos teníamos en mente. Bigotes, tupés y todo aquello por lo que te reías del look de tus abuelos ha vuelto y lo ha hecho para quedarse, invadiendo desde la música hasta la forma de vestir, de pensar o incluso de relacionarse.

Pero ¿cómo folla alguien que considera moderno todo aquello que huele a naftalina casi tanto como su abuela? Lo antiguo se vuelve actual y, entre tanto salto temporal, el sexo se cuela como una de las dudas más interesantes por resolver en torno al fenómeno hipster. Y es que se venden a sí mismos como creativos, libres de espíritu, sin ataduras, descreídos y un poco ñoños, así que cuesta imaginarse cómo debe ser echar un polvete entre tanta modernez y tanta ñoñería.

Lo primero es lo primero: ¿se quitarán las gafas al menos para echar un polvete o habrá que lidiar con su falsa miopía incluso en los momentos más íntimos? No podemos negar que los cristales empañados siempre han sido un mito erótico-rancio de todos aquellos que crecieron con el boom del anime y el hentai. Y si le sumamos un poco de ritmo indie al asunto, el resultado puede ser de lo más estrambótico que hayas vivido entre sábanas.

Sea como sea, otra cuestión importante es si realmente los hipsters son tan creativos como dicen o en la cama se quedan cortos: conocida su pasión por todo lo vintage, ¿cómo será su repertorio sexual? Tal vez apuestan por las posturas más atrevidas de los años 50 estadounidenses —esto es, el misionero con sábana de por medio y un suave aroma a cupcake flotando en el ambiente— o quizá les pone a tope el matojo setentero, como una oda a las barbas que tanto han caracterizado a esta tribu urbana.

No lo sabemos, pero si una cosa está clara es que follar con un hipster puede ser de todo menos aburrido: quizá la franela y el indie no te dejen llegar al orgasmo, pero sin duda será una experiencia que tardarás mucho en olvidar. Y si no nos crees, ya sabes: acércate a la tienda Apple de tu ciudad, visualiza tu objetivo ¡y al ataque! Ya nos lo contarás (si te atreves).