Más sexy, guapo y elegante con menos dinero

¿A quién no le gusta sentirse sexy, a la moda y descubrir que puede vestir bien con poco dinero incluso cuando no podemos permitirnos una súper inversión en productos de cuidado y ropa?

Por supuesto te mentiríamos si te dijésemos que no necesitas dinero para conseguir ese look que estás buscando, pero sentirse guapo, sexy y conseguir un buen cuerpo que enfundar en ropa que resalte bien no es ni mucho menos caro. Vamos a ver cómo podemos hacerlo con un poco de voluntad, ¿te animas?

La elegancia es 10% de prenda y 90% actitud

Seguro que conoces gente que tiene ropa de marca que no le cabe en el vestidor y de elegancia van justos, ¿verdad? Piensa que, ante todo, ser elegante es saber elegir el tono, las combinaciones y el tipo de ropa que más te favorece, y no tiene nada que ver con comprar todo tipo de prendas al tun-tun.

Si miras a tu alrededor, verás que la gente que más te llama la atención es la que sabe elegir ropa que quede bien con la forma de su cuerpo (por ejemplo, si le sobran unos kilos no cogerá camisetas muy ajustadas, sino prendas que acompañen y no resalten en exceso el contorno); del mismo modo, usará pocos accesorios y mantendrá un estilo más clásico, lo que hoy también significa estar a la moda sin alejarse de este punto de no-retorno que es el que debería guiar la elección de nuestro vestuario.

No te queda otra que ahorrar e invertir

Junto a lo anterior, ten presente que parte de tu sensualidad reside en las palabras: tienes que saber cuándo hablar y cuándo escuchar, pero también deberías prestar atención al tono de voz que utilizas y a unas normas de protocolo básicas (no interrumpir, no comer con la boca abierta…, ya sabes).

¡Pero esto será de lo poco que no te va a costar dinero! Colonia, productos de belleza (aunque sea un buen after-shave, algo de cera o gomina y poco más) y sobre todo ropa serán el mayor gasto que vamos a asumir en nuestra búsqueda de ser un tío sexy, guapo y elegante.

Aquí el mejor consejo es invertir en ropa que sabemos que vamos a usar, e intentar tener un fondo de armario notable (ese es el secreto de las chicas, que parece que nunca se les rompe una prenda). Después te queda aprender a cuidar la ropa, a combinar prendas y complementos y a sacar partido a la ropa que sirve para la mayoría de las ocasiones: jeans, americanas, camisas…

Todo esto no será más que un proceso de prueba y error en busca de tu estilo personal así que, ante todo, no te desanimes, porque no es algo que puedas modificar en veinticuatro horas, ¡recuerda!